El otro día, hablando con el Mono -que dicho sea de paso, ya lo van a conocer- le decía que nos tenemos que desembarazar de proyectos.
No sé si esto es producto de una generación -el Mono anda cuarenteando como yo- pero sí tengo la sensación de que crecimos en el país del mientras tanto...
Es más, creo que los ochenta nos hirvió la cabeza pero adormeció nuestra acción.
Y es que muchos de nosotros hicimos de cuenta que sucedieron tantas cosas que nos fuimos distanciando de la realidad y nos quedamos a jugar en la casa de algún amiguito de nuestra ilusión.
"Sabíamos creer / en cuentos sin razón", cantaba Nito cuando aún no se había enemistado con Charly antes de 1975.
Y nosotros, seguíamos creciendo y creyendo en cuentos. Hoy, el Mono y algunos más de esta generación ochentosa y psicoanalizada empezamos a darnos cuenta que estamos en el nuevo milenio y el pescado está sin vender.
Que podemos, sí, jugar un rato más pero pronto va a oscurecer. Y hay que volver a la realidad, a hacer cosas, a pensar ideas nuevas para generar nuevos hechos.
Ahora es como si estuviéramos jugando todavía al "y dale que haciamos tal cosa..." pero que en realidad era de mentirita.
Pero la mentirita tiene patitas cortitas. Y al ratito no más ya nos dimos cuenta que estamos en el mismo lugar de donde habíamos salido. Nada más que con un "hacemos de cuenta..."
¿Cuántas cosas habremos "hecho de cuenta" en la Argentina desde 1983 para acá?
Ya no podemos hacer de cuentas porque la cuenta que nos va a pasar la verdad va a ser muy cara.
A propósito, les cuento que hace mucho tiempo yo regresaba en el subte (metro) a mi casa. Venía muy cansado, durmiéndome parado casi...
En un momento veo a dos chicas. Una de ellas llevaba campera de jean y en la espalda había empezado a bordarle con mostacilla la frase: "hay que hacer algo para que sucedan cosas".
Me acuerdo que la otra chica me descubrió leyendo esas palabras y me sonrió, guiñándome un ojo. Después bajaron las dos y nunca más la vi.
En una de esas, si alguna de las dos llega a leer estas líneas, manden alguna señal porque quiero que sepan que yo, el Oso no las va a olvidar nunca. Y no creo haberlo soñado porque esa frase me despertó para siempre...
jueves, septiembre 01, 2005
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