sábado, septiembre 24, 2005
Hijitus cumple cincuenta años
sábado, septiembre 10, 2005
Me gustaria escribir como Laura Ramos
Hoy sería muy bueno que Laura hiciera un blog. Si alguno de ustedes se la cruza por ahí, háganle la sugerencia. En serio que sería muy bueno.
Me acuerdo que ella escribía en segunda persona. Por ejemplo: “¿Saben que tiene ella de buena chica? Nada”, arranca su crónica de Josi, una chica pura ambición a la que los años noventa le calzan como un vestido a medida.
Por aquellas “páginas garabateadas en las servilletas de bares y discotecas”, pasó el Chico Aguja con todas sus historias tristes.
Es que Laura Ramos fue, de alguna manera, nuestro Dickens de los 80 y un dique donde se acumulaban las aguas turbulentas de aquellos tiempos.
Por eso no es casual que empiece una de sus crónicas preguntándonos: “¿Querían una historia de Navidad? Aquí va. Pero les advierto que bien podrían hacer cualquier cosa para calentar su alma antes que leerla. Es más triste que el diablo”.
Y tiene razón. Porque el terror en la Argentina no pasó por las historias de aparecidos sino todo lo contrario, por la historia de los desaparecidos. Desaparecidos como los padres del pibe de esta historia.
“Les estoy contando historias. Créanme”, cita Ramos directamente a Jeannette Witerson, en las primeras páginas de su libro.
Ramos, es hija de uno de los más grandes de la política argentina, Jorge Abelardo “El Colorado” Ramos, a quien le dedicó estas palabras. Algo así como un autorretrato literario.
Por lo que insisto que, definitivamente, me gustaría escribir como Laura Ramos en “Buenos Aires me mata”. Pero como sé que eso no es posible, le pido permiso desde aquí para publicar alguna de sus historias.
Historias que ella escribió con la tinta aún tibia de lo que pasó recién. Historias con personajes como González, ese chico que “vive en un edificio a medio derruir en la calle México” y que a “sus diecisite años vio unas cuantas películas de la vida real”.
Y es que Laura tenía ojos de película porque con ellos hacía ese film continuo de una generación que se iba acomodando a un mundo y a una historia que jamás lo habían tenido en cuenta.
lunes, septiembre 05, 2005
Led Zeppelin, New Orleans y Katrina
Muchos dicen que "hay algo de hipocresía en la idea de que "lo de New Orleans es culpa de Bush". Y Néstor Gorojovsky lo corrobora diciendo en Reconquista Popular que "claro que es culpa de Bush. Pero Bush no es más que la representación perfecta del capitalismo racista de los EE.UU."
Y para continuar, afirma que "ni siquiera el movimiento de los derechos civiles de Martin Luther King incluyó en su combate el derecho a la igualdad ante el desastre natural. En una sociedad donde más se es cuanto más se posee, ese derecho es, por definición, un privilegio."
Hecha las presentaciones del caso, hoy quiero que compartamos un texto basado en una canción de Led Zeppelin que a su vez se inspira en otra de una cantante negra de la década de 1920; la investigación y el texto son de autoría de Les Shaffer, traducido por el amigo Gorojovsky para la ya mencionada Reconquista Popular.
Hace varios días que "When the Levee Breaks" ("Cuando se rompe el dique"), una canción de Led Zeppelin, me anda dando vueltas por la cabeza. Para entender mejor, hice alguna búsqueda en Google esta tarde, a ver qué podía encontrar sobre el origen de la canción (al pie, va la letra).
La canción se basa en una grabación de Memphis Minnie ( en la imagen, a la izquierda) que hizo en 1929, con el mismo título, la cantante de Blues Memphis Minnie McCoy (nacida Lizzie Douglas). Plant tenía el disco en su colección personal.
* Sobre los orígenes de la canción, de un blogger:
Del mismo modo, la Gran Inundación del Mississippi de 1927 que inspiró a Memphis Minnie lo que sería una de las mejores canciones de Led Zeppelin- rompió diques desde Saint Louis hasta New Orleans, y transformó la mayor parte de la región deltaica de Mississippi occidental (el Estado de Mississippi, no el río) en un mar interior. Hubo miles de muertos.
Muchos fueron medieros negros que habían sido rodeados a punta de fusil y obligados a trabajar en el mantenimiento de los diques. Cuando, empapadas por las lluvias, las barreras terminaron por decir basta, centenares de esos trabajadores (muchos encadenados uno a otro, como convictos haciendo trabajos forzados) encontraron la muerte barridos por las aguas.
* Lo siguiente proviene de un programa especial de la PBS [Public Broadcasting Service, red pública de televisión] sobre La Gran Crecida:
25 de Abril: la situación en Greenville es dura. Sobre el dique hay 13 000 afronorteamericanos; para cubrirse, solo tienen sábanas y carpas improvisadas. No hay comida para ellos. El agua corriente de la ciudad está contaminada. La inundación se ha llevado las vías del tren, y no hay ningún tipo de obra sanitaria. Se considera inminente una epidemia de cólera o tifoidea.
Will Percy llega a la conclusión de que la única cosa honorable y decente que queda por hacer es evacuar a los refugiados, llevándolos a terreno más seguro río abajo, y consigue organizar unas barcazas para recoger y tansportar a los refugiados. Muchos se niegan a abandonar Greenville, pese a que sus hogares están bajo el agua. Los dueños de plantaciones, en particular, se oponen al plan de Will, porque temen que si los refugiados afronorteamericanos se van, nunca volverán: de ese modo no habrá mano de obra para trabajar en las cosechas. LeRoy privilegia sus intereses comerciales sobre la tradición familiar de ayudar a los menos afortunados, traiciona a su hijo y, en secreto, se pone del lado de los dueños de plantaciones.
Llegan barcazas, con lugar para todos los refugiados, pero solo se admite que embarquen 33 mujeres y niños blancos. Los afronorteamericanos quedan atrás, atrapados en el filo del dique.
Will Percy escribirá más tarde que este giro de los acontecimientos lo dejó "atónito y horrorizado".
Abril: para justificar el fracaso de su comité de ayuda en la evacuación de los refugiados, Will Percy convence a la Cruz Roja de transformar a Greenville en un centro de distribución donde los afronorteamericanos serían la mano de obra. Las provisiones de emergencia de la Cruz Roja llegan a Greenville, pero la mejor parte va a los blancos del pueblo. De los negros, solamente reciben una ración los afronorteamericanos que llevan al cuello una tirita donde se lee "trabajador". La Guardia Nacional ingresa a patrullar los campos de refugiados de Greenville. Se filtran al exterior noticias sobre robos, ataques, violaciones y asesinatos perpetrados sobre el dique por miembros de la Guardia.
* La Letra
Si sigue lloviendo, el dique se va a romper,
Si sigue lloviendo, el dique se va a romper,
Cuando el dique se rompa, no tendré dónde quedarme.
Maldito viejo dique: me enseñó a llorar y gemir;
Dios, el maldito viejo dique me enseño a llorar y gemir
Tengo lo que hace falta para que un montañés deje su hogar,
Bueno, bueno, bueno,
Que no te haga sentir mal,
Si al tratar de volver a casa
¿No sabés para dónde ir?
Si bajás al Sur,
No hay trabajo para hacer,
Si no sabés de Chicago.
Llorar no va a ayudarte, rezar no te va a hacer bien,
Oíme: llorar no va a ayudarte, rezar no te va a hacer bien.
Cuando el dique se rompe, mamá, tenés que irte.
Me pasé la noche entera sentada sobre el dique, gimiendo,
Me pasé la noche entera sentada sobre el dique, gimiendo,
Pensando en mi bebé y mi hogar feliz.
Yéndome, yéndome a Chicago.
Yéndome a Chicago.
Lo siento pero no te puedo llevar.
Estoy bajando, ahora estoy bajando, bajando.
Original en inglés
IIf it keeps on rainin', levee's goin' to break,
If it keeps on rainin', levee's goin' to break,
When the levee breaks I'll have no place to stay.
Mean old levee taught me to weep and moan,
Lord, mean old levee taught me to weep and moan,
Got what it takes to make a mountain man leave his home,
Oh, well, oh, well, oh, well.
Don't it make you feel bad
When you're tryin' to find your way home,
You don't know which way to go?
If you're goin' down south
They go no work to do,
If you don't know about chicago.
Cryin' won't help you, prayin' won't do you no good,
Now, cryin' won't help you, prayin' won't do you no good,
When the levee breaks, mama, you got to move.
All last night sat on the levee and moaned,
All last night sat on the levee and moaned,
Thinkin' 'bout me baby and my happy home.
Going, go'n' to chicago,
Go'n' to chicago,
Sorry but I can't take you.
Going down, going down now, going down.
domingo, septiembre 04, 2005
No se puede tapar el futuro con un disco de Bob Dylan
Es una historia situada en los Estados Unidos, durante los 80 pero en un lugar que quedó aislado, en todo sentido, de la estética y el latido ochentoso.
Es un sitio donde los sesenta se instalaron en forma permanente con el convencimiento de que no tenían fecha de vencimiento. Pero, como todo, en algún momento de la historia comienzan a dar mal olor.
El argumento de la peli es la hermosa relación que tiene Jack (Dani Day-Lewis) con su hija adolescente Rose (Camilla Belle) en un entorno bucólico, post hippie con reminiscencias de ácido lisérgico y Woodstock.
Y el conflicto estalla cuando las ansias comerciales de un constructor pretende hacer un emprendimiento inmobiliario violando, mediante sobornos a los legisladores, (ah, ¿ustedes creían que eso pasaba sólo en la Argentina o Brasil?) la imponente naturaleza del pantano que cuida Jack como si fuera el bueno de Shrek.
Y es que ahí está su casa. Pero no solo su casa. Ahí están ¿enterrados? los sueños de paz y amor, de flower power, de la comunidad libre de hippies que finalmente quedó pulverizada por la aplanadora de la historia.
Una aplanadora que ahora se corporiza en la máquina del constructor contra la cual Jack arremete a balazos.
“Si tu te mueres, yo me muero”, le dice Rose a su padre. Él, que un ataque cardíaco lo dejó vulnerable, le pide que no lo diga. Que haga de cuenta que no lo ha dicho nunca. Quizás porque él siente que siguió viviendo como si nada hubiera muerto a su alrededor.
Sea así o no, la verdad que no importa cómo termina la película sino como sigue la vida.
Sobre todo porque no se puede tapar el futuro con un disco de Bob Dylan como tampoco se puede incendiar el mañana como Jimi Hendrix hacía con su guitarra luego de haberle extraído toda la magia.
Aunque, ahora que lo pienso, no sé muy bien si eso es bueno o malo…
Una curiosidad que descubrí recién: ambos intérpretes trabajaron con directores argentinos. Dani Day Lewis protagonizó "Eternas sonrisas de New Jersey", de Carlos Sorin. Mientras que en 1999 cuando tenía 12 años, Camilla Belle, lo hizo bajo la dirección de Alejandro Azzano en "Secreto de los Andes".
viernes, septiembre 02, 2005
Las nuevas olas
¿Vamos a revisitar canciones? La idea es repasar la letra de una de esas canciones que cantamos toda la vida pero que, por eso mismo, por ahí no nos detuvimos a observar tal o cual detalle.
No es una interpretación ni mucho menos, sólo una visita…
Y si me vas a preguntar si podés sugerir canciones, te respondo con un obvio más grandote que el Oso. Es más, hasta podés vos mismo revisitar una canción y mandarla que yo me comprometo a postearla completita…
Bueno, arranquemos con una que sepamos todos, una de Charly…
Mientras miro las nuevas olas – (Grabado por Seru Giran en “Bicicleta” -1980-)
Charly miraba las nuevas olas detrás de sus anteojos cuando los años ochenta también iban a hacer plop como la pelvis de Elvis que había muerto en 1977.
Sui Géneris. Pero ahí se terminan las comparaciones.
Saben los que te conocen,
que no estás igual que ayer.
Arrancaba García que apenas emergía de su cerco de teclados.
Te acuerdas de Elvis, cuando movió la pelvis
el mundo hizo plop y nadie entonces podía entender
qué era esa furia.
Seguía Charly mirando por el retrovisor de la nostalgia de los tempranos 60.
Pues bien, el muchacho se hizo rico y entonces
las dulces canciones conquistaron las señoritas
a papa y mamita.
Claro que no fue solamente Elvis el que se hizo rico cantando dulces canciones. Por acá, en la Argentina tuvimos dos ejemplos muy distintos: el más Elvis, Sandro que se hizo rico pero se quedó en el barrio. El otro, Palito Ortega que…
Mejor seguimos “escuchando”
¿Te acuerdas del Club del Clan y las sonrisas de Jolly Land?
La música sigue pero a mi me parece igual.
¿Quién fue Jolly Land, Charly? Tengo que ir al Google para saberlo y ahí descubro a Yolanda Delirio o Jolly Land, que era la rubia que tenés ahí a la izquierda, que actuó en “El Club del Clan” en ¡¡¡1964!!!
Era evidente que en ese tiempo, el amigo Charly no podía salir de su propia melancolía.
Te acuerdas del baile, de los palos de escoba
te acuerdas que entonces era la nueva ola y bien
qué es ésto de nuevo?
Yo me acuerdo de bailes, pero sin palos de escoba. Aunque debo admitir que practicaba el rock and roll agarrado de la puerta de la cocina de mi casa.
Te acuerdas del chico que rompía las guitarras
cuando nadie tenía un miserable amplificador,
hay miles ahora.
¿Jimmy Hendrix? Ese sí que la rompió, en todos los sentidos. Lástima que quemó las naves.
Corbata con saco gris, flequillo sólo hasta la nariz.
La historia prosigue, pero amigos yo ya la ví.
Recuerdos del Dámaso Centeno. De un Charly encorsetado en un uniforme, pelo engominado, uñas cortas y limpias, sangre contenida, a punto también de hacer plop…
Quiero estar en la playa cuando se han ido
los que tapan toda la arena con celofán.
Ojo al Oso que esto no intenta ser una interpretación letrística ni nada que se le parezca pero la palabra “arena” me dio cosa…
Cosa de melancolía en los relojes donde el tiempo se escabulle permanentemente.
Cosa de filosofar en tardes de mate y medialunas precisamente sobre qué caczo finalmente es el tiempo.
Cosa tanguera por el Polaco y su garganta.
Cosa molesta como arena en el zapato.
Pero fundamentalmente, me dio cosa esto de querer estar cuando todos se han ido…
Recordar las estrellas que hemos perdido
y pensar a suerte y verdad nuestro porvenir.
Será cómo yo lo imagino o será un mundo feliz?
¿No da un poco de gracia ver en una letra de García el término, tanguero si lo hay, de “a suerte y verdad” ?
Quiero estar convencido después del ruido
descubriendo por qué olvidamos y volvemos a amar.
Justamente, macho. Volvemos a amar porque olvidamos. Porque cuando no olvidamos, volvemos al mar. Algunas se quedan (Alfonsina) y otros no pueden pagarse el pasaje (El Oso)
Y pensar qué sería de nuestras vidas
cuando el fabricante de mentiras deje de hablar.
No dejó nunca de hablar ese pervertidor de chicas con zapatos blancos y medias de algodón. Ojo que la chica lo debe llamar, aún, de vez en cuando…
Mientras miro las nuevas olas,
yo ya soy parte del mar.
Como todos Charly, como todos…
jueves, septiembre 01, 2005
Para que sucedan cosas...
No sé si esto es producto de una generación -el Mono anda cuarenteando como yo- pero sí tengo la sensación de que crecimos en el país del mientras tanto...
Es más, creo que los ochenta nos hirvió la cabeza pero adormeció nuestra acción.
Y es que muchos de nosotros hicimos de cuenta que sucedieron tantas cosas que nos fuimos distanciando de la realidad y nos quedamos a jugar en la casa de algún amiguito de nuestra ilusión.
"Sabíamos creer / en cuentos sin razón", cantaba Nito cuando aún no se había enemistado con Charly antes de 1975.
Y nosotros, seguíamos creciendo y creyendo en cuentos. Hoy, el Mono y algunos más de esta generación ochentosa y psicoanalizada empezamos a darnos cuenta que estamos en el nuevo milenio y el pescado está sin vender.
Que podemos, sí, jugar un rato más pero pronto va a oscurecer. Y hay que volver a la realidad, a hacer cosas, a pensar ideas nuevas para generar nuevos hechos.
Ahora es como si estuviéramos jugando todavía al "y dale que haciamos tal cosa..." pero que en realidad era de mentirita.
Pero la mentirita tiene patitas cortitas. Y al ratito no más ya nos dimos cuenta que estamos en el mismo lugar de donde habíamos salido. Nada más que con un "hacemos de cuenta..."
¿Cuántas cosas habremos "hecho de cuenta" en la Argentina desde 1983 para acá?
Ya no podemos hacer de cuentas porque la cuenta que nos va a pasar la verdad va a ser muy cara.
A propósito, les cuento que hace mucho tiempo yo regresaba en el subte (metro) a mi casa. Venía muy cansado, durmiéndome parado casi...
En un momento veo a dos chicas. Una de ellas llevaba campera de jean y en la espalda había empezado a bordarle con mostacilla la frase: "hay que hacer algo para que sucedan cosas".
Me acuerdo que la otra chica me descubrió leyendo esas palabras y me sonrió, guiñándome un ojo. Después bajaron las dos y nunca más la vi.
En una de esas, si alguna de las dos llega a leer estas líneas, manden alguna señal porque quiero que sepan que yo, el Oso no las va a olvidar nunca. Y no creo haberlo soñado porque esa frase me despertó para siempre...